Las bodas en pandemia nos ha impuesto muchas restricciones en cuanto a movilidad, pero hemos aprendido a adaptarnos aunque con cierta inquietud y a veces desasosiego por las limitaciones.
Las bodas en pandemia han podido encontrar una forma de celebrar más segura ese día tan especial y las moquetas pueden seguir luciendo con todo su esplendor como siempre.
Con los espacios cerrados como salones el reparto de mesas tenía que estar más distribuido, guardando una distancia prudencial y por si fuera poco la reducción de invitados ha hecho que muchas bodas quedasen en una celebración testimonial.
Para lograr una asistencia que recree y de ambiente a una boda, éstas han encontrado el lugar perfecto, grandes fincas con zonas ajardinadas donde poder esparcir mucho más las mesas de los invitados, la mesa presidencial de los novios, el escenario para la orquesta y todo ello corroborado con una moqueta.
Estábamos acostumbrados a ver cómo las moquetas siempre han servido para decorar en la entrada de la iglesia, en un gran banquete o en una escalinata, aportando color y elegancia a un acto solemne como es una boda.
Ahora con la pandemia incluso han tomado otras utilidades, como hacer vestidos de moda, tapetes o como revestimientos. Pero para adaptarse al sector de las bodas, las moquetas también ganan en los espacios abiertos, junto a las carpas pocos adornos necesitan más que el color de una de estas alfombras, la plácida y cálida noche de verano.
Celebrar una boda en un espacioso y gran jardín es una bocanada de aire fresco y la de garantizar la seguridad de todos los invitados. Las fincas para bodas son grandes cortijos tradicionales que se han adaptado para acoger este y otro tipo de eventos similares.
La ventaja de hacer una boda al aire libre como es un jardín es que se puede ambientar en una época por ejemplo medieval, también tiene la ventaja de disfrutar de una noche cálida de verano sin riesgo de lluvias.
El uso de la mascarilla estará impuesto cuando los invitados o los novios se levanten de sus asientos para saludar a otras personas u otra opción es hacer que dos días antes los novios y todos los invitados lleven la prueba negativa de PCR, con lo que se facilitarán más las cosas para poder interactuar, eso sí siempre con la mascarilla puesta.